Krallice - Krallice (2008)

Colin Marston, guitarras y bajo (Behold... The Arctopus, Indricothere, Dysrhythmia, Infidel?/Castro!) + Mick Barr, guitarras, bajo y voz (Orthrelm, Ocrilim, Octis) + Lev Weinstein, batería (Astomatous) = ... BLACK METAL??!?!? Sí, estos tres músicos unieron fuerzas para producir música que, si bien no es exactamente black metal (del trve black, dirían algunos) agrupa varias de las características clásicas del género, como el tremolo picking incesante de los riffs, la mezcla en general, blastbeats sincopados estilo thrash acelerado, la voz hasta cierto punto, y el increíble logo de la banda. La verdadera sorpresa es que superan con creces al 99% de las bandas modernas de este género. Por más que los puristas y demás defensores asiduos e irracionales del género original los cataloguen como hipsters, Krallice ha producido música increíblemente profunda e interesante que deja por un lado el aspecto teatral y deja atrás a toda la competencia.

Krallice es el primer disco de la banda, y en mi opinión es un disco que cualquier guitarrista puede apreciar sin importar su preferencia musical. Generalmente en el metal una banda con dos guitarristas no los necesita, ya que la mayor parte del tiempo hacen exactamente lo mismo. En Krallice, la proporción es inversa, y cada guitarra (perfectamente balanceadas en la mezcla, cada una en su lado del estéreo) va por su lado, creando un efecto que va desde armonías simples hasta contrapunto (!) pasando por solos simultáneos y divergentes. Encima de esto, los riffs nunca terminan o empiezan donde se espera, y se conectan de una forma tan fluida que la dinámica normal (pedazos acústicos, pausas repentinas) no es necesaria, ni se asoma en todo el disco. Y por si no fuera suficiente, cuando las guitarras sí se unen se producen momentos donde dan ganas de tirar todo y darle al headbang como si no existiera el mundo. El bajo, como es común cuando los guitarristas lo escriben, se enfoca principalmente en complementar el lado melódico por encima del rítmico. Esto funciona perfectamente, ya que la batería está llena de complejidades sutiles que necesitan el espacio para apreciarse bien. Lo principal del disco, sin embargo, es esa fluidez con la cual se hipnotiza a quien escucha y deja pasar 10 minutos sin darse cuenta. Para robarme una línea de otro review que leí: "es música ambiental a 200 bpm".

No sé si esta descripción podrá hacer que alguien a quien le desagrada el black metal le de la oportunidad al disco, pero les garantizo que es adictivo. Ya lo he dicho antes, la marca de un disco excepcional es que cuando termina lo queremos volver a escuchar inmediatamente. Y este disco recompensa cada pasada con un poco más de detalle, en especial si se escucha con buenos audífonos. Krallice ha tomado ideas iniciadas por Weakling y más recientemente Wolves in the Throne Room y les ha agregado un nivel superior de complejidad. No hace falta decir que no hay banda que suene así hasta el momento, y que son de las pocas que realmente innovan dentro del formato black metal, etiqueta que ellos mismos aceptan les queda pequeña. Es mi disco favorito del 2008. Click en la imagen para descargar.