Simple, rápido y directo a la yugular, los Ramones son el mejor ejemplo de música sin pretensiones, divertida y audazmente única. Cuatro “misfists” de las calles de New York sin ninguna otra intención mas que imponer su ley de tres acordes, canciones de dos minutos y letras sobre las chicas que les gustaban, oler pega, y ser autentico ante una sociedad que te exige ser todo lo contrario. Ellos no querían cambiar al mundo pero tampoco querían que el mundo los cambiara a ellos. Con todo y esa simpleza, los Ramones me suenan infinitamente originales, no encuentro nada que se les parezca. Me alegran el día cuando la estoy pasando mal, y me recuerdan que lo más valioso que tenemos no se puede comprar: el ser uno mismo.
Genial punto de partida este primer disco editado en 1976 (aunque no deben quedarse solo allí, ojo dije punto de partida), abriendo con la gloriosa “Blitzkrieg Bop” y su fantástico: Hey Ho!, Let’s Go!. Es como un llamado a la guerra. “Judy is a Punk”, “Beat on the Brat”, “53rd and 3rd”, “Loudmouth”, todas clasicas del punk; mejor dicho, del rock en general. Un ejército revolucionario marchante, encaminado a derrumbar toda pomposidad plástica que lo rodea.
Nunca tuvieron éxito comercial, se pasaron veinte años recorriendo bares y estaciones de radio independientes pero a su paso Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy dejaron un legado tremendo que ahora la gran mayoría de tus bandas favoritas aclama. Es increíble la cantidad de metaleros, iconos del rock y bandas alternativas que les han rendido tributo con un cover aquí, o con una mención haya. No por nada su catálogo paso a formar parte de la gran constelación de música única e irrepetible. Pero esas cosas valen madre, aquí lo que queda es una lección para todos ustedes músicos en desarrollo, y lo dijo Lemmy: “todo (lo que importa) del rock lo pueden aprender de los Ramones”. Hay les va su primera lección. Yo también quiero seguir aprendiendo. (Francisco Valdes)
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