31.5.17

The Sonics - "Here Are The Sonics!!!"

Aquí están. Los arquitectos del garage rock. Los relajeros sesenteros traídos desde lo mas profundo de las calenturas adolescentes. Bueno, traídos de Tacoma Washington para ser mas exactos. Los Sonics son el tipo de banda que se pone a todo volumen. Grabados con tecnología limitada pero cuyo abandono y desenfreno compensa en creces.

El disco debut Here Are The Sonics!!! es una joya. Los gritos salvajes del vocalista Gerry Roslie en sociedad con el guitarrista Larry Parypa suenan como bombas molotov tiradas una tras otra. Abriendo con la genial “The Witch” y pasando por joyas del rock sesentero como “Do You Love Me” y “Boss Hoss”; lujuria total. El cover de la magnífica “Keep a Knockin” (original de Little Richard) suena como un tren a toda velocidad a punto de descarrilarse.  En buen francés: desvergue. Entiéndase “despelote”, “desmadre”.


Me emociona oír discos así. Más aun considerando que en 1965 este tipo de música era impensable para la radio tradicional. Estos escándalos se quedaban en las fiestas de fraternidad tipo Animal House. Los Sonics tuvieron una historia corta y no volvieron a juntarse hasta 2007. Lo más increíble es que la energía sigue siendo la misma ahora que son viejos de 70 (sino me creen vean más abajo en este blog el link de un conciertazo del 2015 que les compartí). Así que quítense los zapatos, súbanle todo el volumen al estéreo, prepárense para brincar, bailar, gritar y sudar. Sus majestades relajeras The Sonics aquí estan pa’ hacerlos gozar. (Francisco)   

30.5.17

Chris Cornell: Beyond The Superunknown

En la voz y la presencia de Chris Cornell se encuentran los astros que causan impresión en la generación que lo veneraba. Un vocalista que englobaba los elementos más puros y exactos de la fórmula: Personalidad única, voz poderosa, cierto misticismo carismático, tintes de oscuridad como si invitando a escuchar más detenidamente. Los noventa fueron (al menos por un momento) una década donde la música popular se volvió introspectiva como si queriendo llenar el vacío espiritual que bandas como Bon Jovi o Deff Leppard habían dejado con su “jock rock” pomposo y ridículo. Seattle se convirtió en la “mecca” de la música con esencia. Nirvana, Pearl Jam, Alice in Chains y Soundgarden los nuevos gurus.

Con el metal rasposo de Soundgarden, Chris Cornell junto al guitarrista Kim Thayil, el bajista Ben Shepherd y el batero Matt Cameron crearon un mundo lleno de sonidos donde Sabbath encontraba la melodía sin perder su lado oscuro. Música cocinada con menjurjes sónicos de otro mundo. En medio del torbellino estaba la voz de un hombre que parecía cantar desde otro planeta. El titánico Cornell. El disco que los dio a conocer masivamente Badmotorfinger (su tercero) contenía rolas pulsantes, emocionantes. Con riffs explosivos y ritmos acelerados. “Rusty Cage”, “Outshined”, “Jesus Christ Posse”. Luego vendría el Superunknown. El disco donde la banda tocaría un nervio de la generación X. Del “Spoonman” y el “Fell On Black Days”, sin olvidar el mega éxito de “Black Hole Sun”. Soundgarden tenían algo muy especial. Encontraron el centro y lo hicieron explotar.

Fuera con la banda insigne que lo dio a conocer o sus intervenciones en Temple of The Dog y más adelante con Audioslave; Chris siempre parecía tener voz propia. Hoy el mundo lo llora por su sorpresivo deceso. Yo prefiero recordar mis épocas de secundaria oyendo cassettes y maravillándome con su estilo de cantar. Cornell hará falta, muchísima falta. Pero hoy vuela más lejos del “Superunknown” para pertenecer a la constelación de estrellas que brillaran por siempre. Guerrero de otras constelaciones, volando por el espacio donde la muerte no lo puede alcanzar.