30.7.12

Will Haven -Carpe Diem (2001)

Tal y como el superhéroe multimillonario de la caverna llena de murciélagos en la tercera parte de su TRILOGIA, los neo metaleros son una especie de héroe caído en desgracia "justamente" condenado al ostracismo, en la mayoría de los casos, por todo guardian del buen gusto del metal.

Los guardianes del templo no podrían ni pensar en que ese tal Fred Durst hubiera sido capaz de hacer algo bueno en su vida, por lo mismo, Jonathan Davis es una putita llorona que aparentemente fue trasteado demasiadas veces por algún pariente perverso, en su infancia.

Pero, estas evidencias de lo que tristemente se volvió este subgénero, en gran parte por el mismo mecanismo perverso que desvirtuó el grunge (o sea, el mercado y las grandes compañías disqueras), no debería cegarnos a la realidad que hubieron buenas bandas que hicieron con el supuesto crossover metal-rap, cosas interesantes.

Los Deftones es una de ellas. los primeros dos albumes de Korn, son unos "clásicos" que cualquier metalero te confirmaría. El primero de System of a Down, aunque no impacte tanto como en la época, es interesante. Hasta el primer intento de Limp Bizkit y de Slipknot respectivamente, tuvieron sus momentos (en gran parte por la genialidad de miembros aislados de la banda).

Will Haven, es una banda que sin duda debería haber inaugurado una nueva etapa en la evolución de un subgénero que ante todo, se basaba en un esquema "metal" / breakdown / Drop D tuning, que, bien ejecutado, podía ser imparable. Lo que pasa es que, con todo lo que nos puede gustar el hardcore y sus variantes, no tod@s gozamos de esa temática persistente tough guy/lucha por sobrevivencia... pero esa gana de construir tensión y de liberarla a base del famoso Breakdown, no podía ser marca registrada de este estilo. Los chicos del suburbio necesitaban expresar su ira. El neo-metal podría haber sido algo más (que la basura comercial que realmente liberó), podría haber sido la evolución de Helmet, o porque no, la evolución del sonido de RATM.

Will Haven, cuates de los Deftones, de la misma región (la costa oeste US), hicieron y siguen haciendo música que se encuentra en el límite de estilos, pero que en la época fue ese paso en adelante de la música fusión metal. Si hubieran comenzado hace un par de años apenas, serían catalogados posthardcore/screamo, o algo por el estilo. Si hubieran comenzado a principios de los noventa, hubieran sido catalogados como amprep noise.

Carpe Diem es un disco de una intensidad poco usual. Dejemos de lado la intro, que suena como si uno fuera a entrar en la casa de fantasmas de playland park, y concentrémonos en la intensidad que se mueve desde esos riffs repetitivos y disonantes. El vertigio solo es mitigado por algunas canciones que avanzan lentamente y en todo suspenso en crescendo, pero que regresan siempre al estilo del album (un riff, un coro grandilocuente, la voz del gran Grady Avenell y una producción masiva), en particular "Finest Our" y su final acústico, que solo deja el espacio de respiro necesario para abordar la continuación de las gloriosas hostilidades (la secuencia de canciones que sigue es fantástica, y constituye el paso de cuarta a quinta en el esquema del album). En ciertos aspectos, este disco podría compararse a otro album del 2001 que marcó  mi conciencia y seguramente muchas otras: el Jane Doe de Converge. 





6.7.12

Dirty Three - Dirty Three (1995)

 Ay Constellation Records! 
(suspiro)

¡Cómo te quiero! ¡Cómo me has hecho vibrar! desde la primera nota efectuada por Godspeed, desde la primera vez que oí la furia de la viola eléctrica de Hanged Up, de la calma y la exactitud de Do Make Say Think, del crescendo de Silver Mt Zion, etc...
 Cuantas noches pasadas contemplando nada más que las ideas amorfas que pasaban por mi mente, al oir esa harmonía instrumental que transmitían todas esas bandas. 
 Curiosamente, esta reflexión sobre Constellation no va en el sentido de celebrar el catálogo de la disquera, algo que aparento y que deberíamos todos hacer, curiosamente.



La reflexión  va más bien en reconocer, que, sin lugar a duda, si no fuera por el camino que abrió el trio de australianos sucios, el Dirty Three, un camino en el que se emplearon todas las técnicas explicadas y aparentes en la música de las bandas susodichas, no por separado, pero en una sola identidad del desierto melancólico australiano, pues,  esta disquera nunca nos hubiera  deleitado, probablemente, con esas sonoridas específicas y edificantes del denominado post rock de los dos miles. 

El Dirty Three, es la creación del trio Warren Ellis, Mick Turner y Jim White, existente desde principios de los 90 y aún  activos, recientemente retransformados junto a Nick Cave en la potencia rock Grinderman y Grinderman 2 (mencionado ya en las páginas de este blog dicho sea de paso). El Dirty Three es el arte de hacer música de tipo "landscape": o el arte de pintar progresivamente un escenario que yo visualizo como el atardecer con un punto horizonte vasto, caliente, un sol perfectamente geométrico, rojo, unas nubes oscuras, un cielo pastel, suave, que esconde la brutal austeridad del desierto. Y en medio, porque no en el centro de la perspectiva, el corazón rojo de Australia. 


Música contemplativa, música apasionada, hecha por hombres de una tierra sin duda mística. Este album, como la mayoría de su discografía, es una escucha muy gratificante, recomendable para todas y todos, especialmente para los fanáticos de la disquera canadiense que mencioné al principio. Para conocer a los pioneros.