Reinventarse parece el “mantra” de David Bowie a través de
su carrera, su imagen estética y aun mas importante su sonido parecen sumergirse
en una diversidad de estilos que al final resultan siendo únicos gracias al
toque personal que solo este marcianito británico le sabe dar a su propuesta.
Bowie es un visionario como pocos hay en el “mainstream” de la música del siglo
XX, gozando inclusive de éxito comercial sin dejar de fascinar a críticos y fanáticos
por doquier.
Entonces apareció Low en
1977 después de que Bowie había cosechado éxito como máximo exponente del glam
(encarnando aquel mesías musical Ziggy Stardust) y produciendo un fantástico
funk plástico en sus discos de mediados de los setenta (Young Americans y Station To
Station). Low fue un “stopgap”
que llego a durar tres discos gracias a la sociedad con otro visionario: Brian
Eno. Un disco que desafía los paradigmas de lo que un LP debe ser. Para empezar no
es un disco linear sino compuesto por una mitad de canciones con letras y la otra
por atmosferas musicales muy enraizadas con la electrónica de Kraftwerk y el kraut rock alemán.
“Warzawa” con sus
cantos neo gregorianos en latín parece invocar algo de la película Dune; “Weeping Wall” y “Subterraneans”
provocan esa sensación de encierro y soledad que poca música saca a brotar en
el oyente. “A New Career in a New Town”
me hace pensar en carreteras interminables, planes futuros y visiones de ciencia
ficción. En pocas palabras, Low te
transporta con sus paisajes musicales. Eso no le quita merito a las canciones
de la primera mitad claro, Eno rodea la voz de Bowie con un muro de sonidos
disonantes y espaciales dándole empuje a canciones que por otro lado sonarían
demasiado pop. “Sound and Vision” sube y baja, se choca contra los muros para
reconstruirse una y otra vez. “Always Crashing in The Same Car” suena como la primera canción de blues hecha
con sintetizadores y “What In The World” la danza robótica llevada a su máxima expresión.
De todas sus reencarnaciones a través de su larga carrera
David Bowie tal vez nunca tuvo otra tan particular como la que logro junto a
Eno y el grupo de músicos que lo ayudaron a crear su magnífica trilogía de
Berlin (que siguió después de este disco con Heroes y Lodger)
intentando así mover la música rock hacia terrenos inexplorados y asimétricos.
La definición pura de música vanguardista. (Francisco Valdés)
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