En la voz y
la presencia de Chris Cornell se encuentran los astros que causan impresión en
la generación que lo veneraba. Un vocalista que englobaba los elementos más
puros y exactos de la fórmula: Personalidad única, voz poderosa, cierto
misticismo carismático, tintes de oscuridad como si invitando a escuchar más
detenidamente. Los noventa
fueron (al menos por un momento) una década donde la música popular se volvió
introspectiva como si queriendo llenar el vacío espiritual que bandas como Bon
Jovi o Deff Leppard habían dejado con su “jock rock” pomposo y ridículo.
Seattle se convirtió en la “mecca” de la música con esencia. Nirvana, Pearl
Jam, Alice in Chains y Soundgarden los nuevos gurus.
Con el metal rasposo de Soundgarden,
Chris Cornell junto al guitarrista Kim Thayil, el bajista Ben Shepherd y el
batero Matt Cameron crearon un mundo lleno de sonidos donde Sabbath encontraba
la melodía sin perder su lado oscuro. Música cocinada con menjurjes sónicos de
otro mundo. En medio del torbellino estaba la voz de un hombre que parecía
cantar desde otro planeta. El titánico Cornell. El disco que los dio a conocer
masivamente Badmotorfinger (su
tercero) contenía rolas pulsantes, emocionantes. Con riffs explosivos y ritmos acelerados.
“Rusty Cage”, “Outshined”, “Jesus Christ Posse”. Luego vendría el Superunknown. El disco donde la banda
tocaría un nervio de la generación X. Del “Spoonman” y el “Fell On Black Days”,
sin olvidar el mega éxito de “Black Hole Sun”. Soundgarden tenían algo muy
especial. Encontraron el centro y lo hicieron explotar.
Fuera con la banda
insigne que lo dio a conocer o sus intervenciones en Temple of The Dog y más
adelante con Audioslave; Chris siempre parecía tener voz propia. Hoy el mundo lo llora por su sorpresivo
deceso. Yo prefiero recordar mis épocas de secundaria oyendo cassettes y maravillándome
con su estilo de cantar. Cornell hará falta, muchísima falta. Pero hoy vuela más
lejos del “Superunknown” para pertenecer a la constelación de estrellas que
brillaran por siempre. Guerrero de otras
constelaciones, volando por el espacio donde la muerte no lo puede alcanzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario