El hombre
nacido como McKinley Morganfield pero convertido en el rey del blues como Muddy
Waters. Su aura, su estilo, su presencia. Paso la mayoría de su carrera en el
patio trasero del boom musical que sus pupilos llevaron a la palestra del
escenario mundial. No fuera hasta finales de los sesenta que empezaron a colaborar
y grabar con el viejo padre. De todas las sociedades que Muddy hizo con los músicos
de la generación que él influyo la que hizo con Johnny Winter fue la más
exitosa (duro tres discos).
Hard Again grabado en 1977 funciono como un resurgimiento
del rey con una energía explosiva y un sonido empapado en el libido casi orgásmico
de un blues tocado como Dios manda. No afecta que su banda para este disco es
de puras estrellas: La harmónica de James Cotton, el legendario pianista del
blues Pinetop Perkins, batería cortesía de Willie "Big Eyes" Smith,
las guitarras de Bob Margolin y Johnny Winter, con Charles Calmese completando
el conjunto en bajo.
La producción
es limpia con un sonido muscular que le da un realce a las canciones que son
una combinación de piezas creadas para el disco: “Deep Down in Florida”, “The
Blues Had a Baby and They Named It Rock And Roll” y otras que ya eran
consideradas piezas angulares en el desarrollo musical de Muddy: “Mannish
Boy”, “I Want To Be Loved” y “I Can't Be Satisfied”. Esta última merece
especial mención por el magnífico arreglo de Winter tocando con una guitarra de
12 cuerdas agregando realce a una pieza que fuera de las primeras que dieron a
conocer al buen Muddy en la década de los cincuenta. Al centro de todo; por supuesto, está
la voz del gran protagonista cantando con jovialidad y decisión. Demostrando
que el blues se vive más de lo que se toca.
Si la música
otorgara la santificación por medio del impacto que algunas de sus figuras
tuvieron seguro el Sr. Morganfield estaría primero en la lista. Santo Muddy
Waters. (Francisco)
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