Its All Over Now Baby Blue
Casi 51 años de carrera y todavía descifrarlo resulta inútil, y quienes han buscado respuestas del mismo Dylan siempre han salido más confundidos. La barrera con la prensa, el público y quienes buscan desmenuzarle la cabeza empezó a mediados de los sesenta. La música bizarra y errática de su trilogía magistral: Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde On Blonde, sentaría las bases para un nuevo rock: Un rock más cerebral pero menos del público y mas del artista. Para colmo de quienes lo tachaban de traicionero, la historia daría la razón al "Judas del folk" y enterraría los sueños hippies de paz y amor. Darle la espalda a un sueño nunca había sonado tan genial.
Para final de los sesenta cuando los hippies llegaban a su apogeo en Woodstock, Dylan convertido en recluso (y hasta rumorado muerto) grababa música Blues y Country con The Band (irónicamente en una granja cerca de Woodstock NY) y sacaba discos que confundían a sus seguidores pero fascinaban a los grandes artistas de la época. Que mejor ejemplo que Jimi Hendrix y su monumental cover de “All Along The Watchtower” originalmente incluida en el disco más country de Dylan hasta ese momento, el estupendo John Wesley Harding.
Shelter From The Storm
Los setentas serian aun más erráticos. Dylan jugaba a rebelde del viejo oeste, aparecía en ferias locales bajo otro nombre y tocaba conciertos a cargo del Rolling Thunder Revue con sus compinches en crimen The Band y invitados de la talla de Joan Baez. Las sesiones apodadas The Basement Tapes que a finales de la década pasada había grabado en Woodstock con The Band circulaban ahora oficialmente y solo crecían su mítica. En medio del caos, un divorcio dejaría a Dylan inspirado a sacar su mejor disco en años: Blood On The Tracks. Las canciones emanaban dolor, “Tangled Up In Blue”, “Idiot Wind” y “Shelter From The Storm” se convertirían en lo mejor que había compuesto dentro de la década setentera.
Slow Train Coming
Ya para los ochenta, un Dylan convertido al cristianismo (aunque eso solo le duraría tres discos) volvía a confundir a las masas que ahora lo querían como “joya” de los viejos tiempos. MTV llamaba a la puerta pero les resulto difícil (sino que imposible) venderlo a las hordas programadas de la época, ni cuando lo empujaron a hacer un Unplugged ya en la década de los noventa pudieron hacer algo con el “icono que no quiere ser icono”. Los discos de menor calidad en estos años, aunque sus tesoros se esconden para quienes tienen interés y saben que Dylan es siempre reacio a hacer lo que su corazón no le dicte. Pero faltaba (y falta todavía) entender la obra completa, la obra del maestro.
Not Dark Yet
El disco Time Out Of Mind de 1997 regresa el foco de los críticos, nadie se lo espera y el retorno de Dylan asombra y fascina a todos: A Time Out of Mind le siguen dos aun mejores destellos de genialidad: Love And Theft del 2001 y Modern Times del 2006. Música de un Dylan relajero, sarcástico y apegado al rock de su adolescencia más que a la música que lo hizo famoso 50 años antes. La voz totalmente quebrada por la edad le queda perfecta para el estilo que ahora adopta: whisky, mujeres y buenos tiempos. Quien dijo que no se puede empezar a vivir a los 70 años.
Estas son solo pinceladas de la vida del grande que el 24 de mayo llego a siete décadas y cuya carrera ofrece tanto de tanta calidad que hasta asusta. Me quedo con el genio de Bob Dylan cualquier día de la semana. Su música siempre me inquieta y su recorrido fascina por razones que quien le estudia de cerca llega a vislumbrar su atractivo aunque tal vez nunca al nivel del Dylan mismo, y eso tal vez sea lo mejor. (Francisco Valdés)