La música no está hecha forzosamente para reflexionar sobre las cosas... a veces es pura diversión, a veces, es sonido de fondo, a veces molesta, a veces es algo que te acompaña en todo momento, como un viejo amigo.
La música en vivo es otra historia. Se trata de hacer un show y de magnificar la visión del mundo que uno tiene a través de la música, las luces y la gente. Cuando el show es bueno, cuando se juntan todos los elementos, que no es tan seguido, ya tenemos de qué hablar.
Por lo que ver a Dubolution tocar hace unas semanas, en honor a su segundo album recién publicado, fue un gran gusto. Se sintió la comunión, se apreció y se contempló, se cantó, se bailó, se fumó y se aplaudió, con ellos, con los amigos, con toda la gente que pobló el espacio del Megatron. Personalmente, ver a estos amigos tocar funcionó como un recuerdo contundente del porqué me gusta la música como forma de expresión vital ... e ir a conciertos simplemente. O sea, me animó a reflexionar, y a escribir:
Más que música, hablemos de música alternativa. La música alternativa entonces es un arte que, bien hecho, funciona como catársis colectivo y personal... si la religión es el opio del pueblo, la música misma y el ritual de presentarse en vivo puede ser el bálsamo genuino y espiritual que se necesita para salir de la estupefacción de la conformidad.
Esto, obviamente, en el caso de que aceptemos que el arte es "algo más" que un producto que se vende, pero que tiene una razón de ser trascendente. O sea, que vayamos en contra de lo que nos dice el sentido común. ¿Porqué se haría música sino para vender el producto de "entertainment" que es el show, la personalidad y la creación della artista?
Entendámonos: yo no tengo nada con que el trabajo de hacer música sea remunerado por más que aplausos y admiración. Pero la industria de la música no es solo una maquinaria de lucro. Es, además, una manera de pervertir al artista, a ese que tiene una visión del mundo que quiere compartir, que normalmente debería ser genuina, ingenua y real. En Guatemala veo inclusive a músicoas que creen que se hace rock para ser un rockero comemierda, millonario y drogado... pero "libre". Más curioso aún, lo ves en personas que porque les pagan unos quetzalitos la Pepsi desarrollan esta actitud antes de llegar a ser el rockero prototípico, ya no digamos el "buen rockero", maestro de su arte... Al fin de cuentas, si ser músico se resumiera a vender la imágen del hombre libre - drogarse con drogas más o menos fuertes y representarse en público, como sea, rodeado de crews encargadas de alimentar tu ego, para que ellos puedan sacar provecho de ti - entonces cualquier "filistino" inconforme con una guitarra sería rockero... se les olvida que hasta los rockeros más despreciables del showbusiness tienen por lo menos un poco de talento real, que es lo que los llevó a donde están.
No creo que esta reflexión sea ajena a lo que propone Dubvolution.
La sinceridad y la dedicación con la que nos presentaron su úlitmo retoño justamente, permite romper con el precepto que la música no puede ser más que diversión, más que un producto. Lo repito, aunque sea por una noche.
Cabe recordar que el Dub, hijo del Reggae, debe de ser una crítica social... es, en esencia, música protestataria. La protesta de este Dub, fue una protesta pacífica, llena de luz, de delays tripeados (cortesía de Dubby Dub que andaba trasteando los controles), de cinco locos, amigos, haciendo su arte (en esencia Baldo, Jean, Nelson, Memo) y de un público receptivo y cautivado(r). No está de más tener a un lider carismático, como lo es el Baldo, verdadera cabezilla de la banda que asegura y controla el tiempo con su voz y su buen humor. Agradecido se miraba.
Seguramente "Baldo Lojo" me desmentirá si me equivoco, pero el mensaje y la música de estos asiduos triperos parece ser de cautivar para hacer pensar, de generar fraternidad en una sociedad dividida, aunque sea por unas horas de una noche más en la capital del mal. "Guatemala danza con la muerte" dicen, como si la música fuera un pretexto para decir lo que pensas, a tu manera. ¿ Acaso no es ese el sentido de la música alternativa?
No me digan que la música de estos cinco compañeros que tocaron esta noche para nosotros solo está ahí para divertirnos. A mí me hizo pensar y agradecer en el sentido dilatado de la palabra "agradecer". El show y la música cumplieron con su propósito, esa noche: trascender.