El otro día tuve una conversación, intensa, con un amigo que básicamente defendía a capa y espada a Ricardo Arjona, por ser simple y sencillamente un músico exitoso que llena probablemente a la totalidad de las mujeres ladinas guatemaltecas, de ilusión, amor, amor perdido, romance, pasión, en ningún orden en especial.
Mi argumento siendo que Arjona es un mal ejemplo para la sociedad guatemalteca, no por su éxito económico, o por el estilo de música que hace (que es en si fuertemente cuestionable), pero por utilizar vilmente el imaginario de este país como valor agregado de su genialidad, para vender mejor su imagen de Don Juan latino, de la mera tierra.
Puedes o no estar deacuerdo.... como todo en esta vida.
Lo cual me llevó a pensar en otra cosa, no forzosamente desligada del asunto. La crítica en sí la hacía un amigo quien mantiene una fuerte postura de ser "chapin de corazón". La hacía, en parte en contra de mi fabuloso argumento anti Arjonista, en parte, en contra de mi persona. Porque les explico algo queridos amigos leclubistas: yo no he vivido siempre en Guatemala. He viajado, he conocido otras culturas, otras formas de vida, etc... pero soy chapín por descendencia, por cultura, por idiosincracia.
La pregunta del millón: ¿Acaso esto me descalifica de criticar el imaginario de "lo nacional"? ¿ Supongamos que fuera extranjero... acaso uno, viviendo en una sociedad que pretende conocer, de cierta manera, al igual que cualquier otro hijo de vecino, no puede expresar lo que piensa que está mal o bien en una sociedad?
Vamos a dejar de lado mi sensibilidad al respecto, y les pregunto lo siguiente: ¿Qué tiene que ver "lo nacional" en esto? ¿Porqué deberíamos mantener y reafirmar ciegamente un imaginario nacional, regional o local como única fuente de credibilidad o de legitimidad para validar un punto de vista, en particular, cuando hablamos de creación (artística)... en general, cuando hablamos, punto?
Agreguémosle a esto el tema que nos interesa a tod@s en este espacio virtual: el rock, la música alternativa, la contracultura. ¿ Qué chingados tiene que ver cualquier tipo de espíritu patriótico, justificado o no, dentro de un movimiento que nació, precisamente, para ir en contra de la norma, de los dictados de una mayoría perdida, en esta era del mundo libre y democrático?
¿ Acaso ese sentido patriótico no es nada más que una pantalla para justificar el hacer jingles y el aceptar patrocinios de marcas "nacionales", que hacen "vivir" a las/los autoproclamadas/os "músicos de Guate"?
Justamente,
¿Acaso el underground no debe o debería ser anarquísta, no en el sentido negativo, pero positivo del término?
Curioso - paradójico inclusive - ver como "la alternativa" rockera chapina, que aparentemente comienza y termina con Alux Nahual, ya que es don Aguilar que actualmente pretende ser el representante de las/los músicos guatemaltecas/os, comenzó gracias a una situación social y política en la que no teníamos otra alternativa que oir lo que nos imponían. Si, Alux Nahual fue una imposición coyuntural, como lo fue la imposicion de una paz politica que no solucionó nada en nuestra realidad cotidiana actual y para el futuro.
Les cuento, mis estimadas, que si en algo estamos deacuerdo, o casi, en este leclub de fanáticos de música, es que es en esa creencia nacionalista infundamentada que se perdió el rock de los noventas, haciendo música, a la larga, que se perdía en su propia pretensión autolegitimante.
No me malinterpreten: más de algo reconozco que fue "bueno" y exitoso durante esa década. Principalmente, el hecho que la gente salió de sus casas, se federó, cantó junta y gozó de una libertad ináudita en el país de la eterna dictadura. Pero por algo, tan rápido como vino, tan rápido como se fue. Si algo se les puede criticar a los dinosaurios noventeros, aparte de su falta de originalidad (aparte de cantar en español obviamente), es que no dejaron un campo abierto para las generaciones siguientes. Más bien, dinamitaron ese campo. Por algo todavía parece correcto ver a La Tona tocar su
rock soso e inauténtico en espacios que deberíamos otorgar a bandas
actuales que si tengan algo pertinente que expresar.
Es entonces en esta crítica de la tradición musical del país que me encuentro, preguntandoles queridas y queridos lectores: ¿ Que vale más en este contexto musical preciso: seguir agitando la bandera del rock nacional, que desde mi punto de vista, es un oxímoron, dialéctico y práctico, o tratar de sobrepasar esta barrera imaginaria que nos fuerza a aceptar las cosas tal cual, sin reacción crítica?
La música no debería verse como buena ó mala, sino más allá…, pero una manía adquirida por la mayoría de gente es el extremismo; el sólo amar y odiar y juzgar todo a partir de esos sentimientos: si aman admiran lo que aman, aprecian lo que aman, lo que aman es lo mejor. Si odian no ven ningún atributo en lo que odian. Esta es una visión estrecha y pasional, que no deja margen a la reflexión ni a la crítica, nada es más complicado para un individuo (especialmente un guatemalteco) que el reconocer sus errores ó defectos, pero si alguien se lo señala se convertirá al instante en su enemigo... Respecto de las momias y los músicos patriotas, cada persona hace con su vida lo que se le antoja y un músico no tiene porque comprometerse con un país, lo inaceptable es la la farsa y la hipocresía. Estos nuestros ídolos locales van diciendo en cada entrevista que aman su país, que todas las canciones, discos y festivales los han realizado por amor a su país… blablabla Mentira!!! Ninguna de sus canciones ó garra festivales aporta un ápice al desarrollo. Tenemos una cultura musical y un país enfermos, enfermos de avaricia, envidia, tele y violencia, de ignorancia, de ausencia de criterios, de gente aprovechada. Una cultura del abandono, del autodesprecio, de lo mediático...
ResponderEliminarCreo que el rock nacional de todo país es una especie de espejo, que refleja lo que es en sí ese grupo de gente en el país. Nunca será bueno o malo, simplemente gustará o no. Más que defenderlo, pienso que es más productivo el saberlo disfrutar por lo que es y lo que representa. Y como todo, algunos tendrán más fama, otros mejor salario, otros más ganas de estudiar y aprender, otros más distracciones.
ResponderEliminarY pienso que defender o criticar a Arjona no hace a la persona más o menos guatemalteca, porque él es caso aparte.
Me gusta que pongás estas reflexiones en la mesa de discusión.
Hacía ratos que comentaba por acá, pero como decía alguien cercano "la música no es una religión", simplemente está ahí para que nosotros/as hagamos con ella lo que queramos y la música "mainstream"/comercial o como quieran llamarle, no es del todo mala. Quizás me quemen vivo por este comentario, pero al menos yo he sacado experiencias MUY buenas de andar 'sandungueando' al ritmo del reggaetón por poner un ejemplo.
ResponderEliminarEn cuando a la autenticidad de las bandas nacionales actuales sólo puedo decir que he ido uno que otro Stage Punk, festivales 'metaleros' en el Centro Histórico, algún otro 'toque' por ahí en esta ciudá y las bandas actuales tampoco me parecen muy auténticas, más bien, una imitación de lo que está pasando en el resto del mundo con el afán de "subirse al tren" para tener la aceptación de un nicho de mercado, claro, no son todos. [Por su puesto, puedo estar equivocado]
Al final creo que más que quejarnos, reflexionar, cuestionar, criticar y todo eso lo importante es seguir proponiendo. -a veces, lo peor que puede pasar es que no pase nada-
Yo más creo que es cuestión de que los artistas son un tanto huevones en nuestro país. Y por huevones me refiero a que muchas veces no estudian el género o la propuesta que quieren poner en escena, entonces la bandera del “rock nacional” por ser simplemente nacional es más fácil de ondear. La cosa, al fin y al cabo se vuelve monótona y hasta falsa. Lo que en otros países esa el “bling bling” o la electrónica prefabricada, en el nuestro es el nacionalismo como “marca” para justificar lo simplón y mediocre.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con este post, me llega. Yo no me quiero enfocar en la actitud de los músicos del país (incluyéndome), ya que se ha discutido hasta el cansancio, además que es sólo la tercera parte del problema. Las otras partes son el medio y el público, y ninguna está bien.
ResponderEliminarDel medio también se ha hablado mucho, y no había pensado en algo de lo que decís: no hay continuidad entre la escena noventera y la actual. Ni un puente, período intermedio, nada en común. Desde que aquella radio se cambió de género sin aviso el medio ha estado muerto para el rock nacional. Esto puede cambiar, cuando el país adopte de lleno el internet como medio de comunicación principal. Para esto es poco lo que falta, pero luego los músicos debemos unirnos para abrir un canal de comunicación sin prejuicios de género musical, o tampoco va a funcionar en beneficio de todos.
Y esto lleva a lo que nadie dice: al público ya no le interesa. Qué bien hacer toques donde lleguen 300 personas y esté a reventar un pequeño bar de la zona 1, siempre el mismo lugar y la misma gente. ¿Y más allá? Es muy raro ver un número mayor en cualquier concierto de rock nacional. En una ciudad de millones de habitantes no se puede juntar ni siquiera mil personas. Aparte de iniciativas como ZOM, nunca he visto cantidades similares para apoyar el rock nacional.
El primer problema a resolver, pienso yo, es cómo hacer para que la gente ponga atención a lo que se está haciendo. Crear ese canal me parece un buen primer paso, y eso es responsabilidad de nosotros los que creemos en lo que estamos proponiendo.
Se me olvidó proyectar una luz al final del tunel... que la hay la hay. Realmente no es mi intención teorizar sobre porque las cosas están como están. Lo que me molesta es que no exista una verdadera alternativa y que hagan pasar esa "pseudo industria musical" por "lo único que hay". En toda parte del mundo existe gente interesante, creativa y apasionada, y es una lastima que en Guate no haya una infraestructura que permita que estas personas se manifiesten. Lo bueno es que estamos comenzando apenas a crear, como generaciones no oprimidas. El futuro me parece bueno, siempre y cuando rompamos con esa ilusión de "hacer arte para vender", porque no creo que ese sea el punto de partida de ningún tipo de acto de creación legitimo. Que se puede vivir de la música como un especie de recompensa por un trabajo duro no me parece mal, pero mi visión del hito creativo es más romántico, orgánico y caótico.
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