El lobo!, Howlin’ Wolf es una figura imponente del blues, su
performance lleno de energía y su voz rasposa son perla del estilo desenfrenado
y vagabundo que después adoptaron otros gigantes como Captain Beefheart y Tom
Waits. Casi de dos metros de estatura con el cuerpo de un linebacker, el lobo
siempre destacaba a donde iba a tocar. Ya no existen personajes como este señor
en la música de hoy y no por falta de talento sino porque ahora todo viene de
algo, y ese algo de algo más. Howlin’ Wolf viene de Howlin’ Wolf, el tipo es un
genero por sí solo y su aporte al Blues (y después al rock) fue invaluable.
La casa se viene al
suelo cuando suena este gigante, su música es verdaderamente fantástica y su
forma de cantarla inigualable. Grabando para Chess Records en los cincuentas y
con la colaboración del gran Willie Dixon, el lobo saco sus rolas más
frenéticas aquí contenidas en este disco homónimo conocido vulgarmente como The
Rockin Chair Album. El lamento borracho de “Little Red Rooster”, la locura al
son del ritmo de “Wang-Dang-Dooldle”, la brujería fantástica de “Spoonful” (se
las dejo abajo para que den una probada), el shuffle de aquí y allá en “Down in
The Bottom” (con riff levantado de “Rollin and Tumblin” de Muddy Waters, o tal
vez fue al revés) y el sexo sudoroso de “Backdoor Man”, por mencionar algunas.
Todo suena a gloria, la producción es perfecta y la personalidad del lobo
brilla como luna llena en noche de lujuria.
Se deben a ustedes mismos escuchar esta joya musical. Música
autentica, sumamente influyente y muy divertida (lo más importante, claro). El
aullido inmortal del Howlin’ Wolf: puro, criminal, desafiante y sencillamente
fenomenal. (Francisco Valdés)
Me pueden pedir el disco a fvaldes7@hotmail.com
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