Los fines de semana en la Ciudad de
Guatemala a veces se caracteriza por ser aburridos y sin emoción…y en efecto,
así había estado durante el último mes y centavos luego que suspendieran un
show al que tenía muchas ganas de ir. Lo alegre comenzó a suceder el día 10 de
abril por la noche.
Indeciso con qué hacer ese viernes,
durante el horario laboral me comuniqué con uno de los chicos de las bandas
locales. Chato me comentó que junto a Kumi y Expectativa viajaban al siguiente
día a San Pedro Sacatepéquez al show de la banda de black metal Inquisition.
En lo personal, no tenía planeado acudir
al show por diferentes razones. Por ejemplo, al inicio de la publicación del
evento en donde anunciaban un show para un reducido grupo de personas no me
pareció la mejor manera de promocionarlo. Pero bueno, sabiendo que habían
entradas al mismo costo –razonables Q. 125.00-; decidí acudir en la alegre
excursión a uno de los municipios vecinos de la Ciudad de Guatemala: San Pedro
Sacatepéquez.
Quedamos juntarnos a comer antes de ir.
Luego que amablemente me dejaran estacionar mi carro cerca de la casa de uno de
ellos, partimos hacia el municipio vecino. La travesía estuvo tranquila, no
hubo mucho tráfico y llegamos en alrededor de 30 minutos y encontramos rápido
el lugar.
Los cuatro nos emocionamos al ver una
cantidad considerable de metaleros. Fue muy agradable también encontrarnos con
algunos de ellos y saludarles, ya que en más de una ocasión han llegado a los
shows organizados por Warning, SRT, Disvergue, Los Impuestos…por mencionar a
algunos. Por cierto, vi a alguien con una tshirt de la segunda banda.
El concierto no inició hasta 3 horas
después de la convocatoria. Por lo mismo, decidimos dedicarnos a beber y
platicar. Incluso, en uno de los primeros spots que utilizamos sin querer le
rescatamos cierta sustancia a dos chicos que andaban por ahí porque jamás nos
dimos cuenta que había algo tirado en la banqueta.
Este tiempo nos sirvió para hablar sobre
cómo han ido evolucionando y creciendo las escenas en el país. Yo les
mencionaba que me emocionaba y me gustaba ver que en un evento sin anuncios
caros y con tickets de miles de quetzales había una considerable cantidad de
personas…y con ticket pagado.
Yo estaba muy emocionado porque este fue
el primer show –o ritual, como le llaman ellos- de black metal al que acudía.
Este es un género al que caí, por decirlo de alguna manera; luego de escuchar
crust o d-beat. Asimismo, hace algunos años tuve la oportunidad de escuchar
unas grabaciones de Abyssum y luego de Bacab, bandas que compartirían escenario
con la banda radicada en Seattle.
El concierto inició alrededor de las 6 de
la tarde. La banda telonera fue Dissaor. De ellos me gustó mucho que la vocal
fuese una chica. A pesar de ser una voz no muy melodiosa la que usa el black
metal, a ella se le entendía lo que cantaba, tanto en inglés como en español.
Luego de ellos tocó Prophecy, que ya era un black metal más nueva escuela. Lo
que me gustó de ellos fue que tenían muchos breakdowns, incluso me hacía pensar
que serían buenos invitados para un evento con los chicos jarkor de por aquí.
Luego, le tocó el turno a los cobaneros
de Bacab. Como ya les había comentado, a esta banda la escuché en una de las
reuniones de LeClub y desde el inicio me gustó mucho. Recomendada si la quieren
buscar y contactarla para comprar material. Algo que quiero decir no me gustó
fue que a estas tres bandas no les pusieron el mismo sonido que a las
siguientes. No sé por qué lo habrán hecho, pero no lo creo justo porque
nosotros el público nos merecemos el mejor sonido –por el que también pagamos-;
y los músicos se merecen un trato igual y profesional por parte de la gente de
atrás de los escenarios.
Luego fue el turno de Abyssum. Con ya 20
años de trayectoria, esta banda fue la mejor banda de la noche. Yo había podido
escuchar un par de grabaciones de este proyecto, pero no le hicieron justicia a
la forma en la que tocaron. Cabe destacar que Caballo, formador del proyecto;
tuvo que decirle a los sonidistas que le mejoraran el volumen y eso. Insisto, por
qué no tratar igual a las bandas nacionales que a los extranjeros. Sin más ni
más están de más las palabras para describir que estos 2 chicos se rifaron en
el escenario. Todos quedamos muy contentos con la presentación.
Finalmente, a eso de las 10 de la noche
le tocó el turno al proyecto del guitarrista/vocal colombiano radicado en
Seattle, Inquisition. Personalmente son dos cosas las que me gustaron de esta
banda: la forma de cantar de Dagon –bastante monótona, pero con un tono que te
puede hacer “tripear”, por decirlo de alguna manera; y la forma bestial de usar
el blastbeat de Incubus, a lo vieja escuela.
Todo esta muy bien en el show: las luces
muy acordes y profesionales, el sonido ya siendo más decente, cerveza, comida y
bebidas varias a precios muy razonables; ningún conato de problemas…hasta que
se dio una situación bastante incómoda.
Lastimosamente y debido a la situación
del país en temas socioeconómicos y seguridad; uno de los grupos de patrulleros
organizados de la comunidad llegaron al evento y la organización tuvo que cancelarlo.
No quiero entrar en detalles ni suposiciones de por qué se dio la suspensión
del evento: que si fue porque la gente estaba muy borracha, que si fue por
gritarle de mierdas sobre sus creencias, que si fue por ser un prepotente
chapín…que se yo.
Al final, no pasó nada del otro mundo y
todos volvimos a la Ciudad a comer y beber otro poco para terminar la noche.
Un saludo muy especial para las personas
con las que compartimos: Cumi, Expectativa, Chato, Hugo, Claudio, Faraón,
Nelson y al chavo que se estaba tripeando su candelita negra cuando tocó
Inquisition.
Saludos banda. Hasta la próxima!!!