“El Rock n Roll es para quienes lo viven, para los forajidos, para los
rebeldes que nunca envejecen en su interior, para los que quieren sacarle el
dedo al mundo“
Todo aquel que quiera entender el verdadero significado de
esta frase, verla aplicada en el mundo real, la encuentra en un pequeño puñado
de personajes auténticos, únicos e
irrepetibles. Lemmy Kilmister era uno de
esos personajes. La personalidad, la furia sónica que representaba: La definición
del verbo hecho carne.
No tenía pinta de rockstar, más bien parecía un camionero, o
el líder de una banda de motocicletas con demasiadas horas de camino (y
desvelo). “En otro tiempo hubieran sido piratas de alta mar” dijo alguna vez
Alice Cooper refiriéndose a Lemmy y sus compañeros de banda. A propósito de “esa
banda” con la que nuestro héroe se dio a conocer y la cual bautizo como
Motorhead. Esa genial y maniática explosión musical que destruyo todo a su paso con un sonido grasoso
a mil por hora. Una locomotora sin frenos que la prensa término apodando como “Trash
Metal” . En su núcleo estaba Lemmy con la voz rasposa que lo caracterizaba y
ese bajo (puta, ese bajo!) tocado en esteroides
más como una guitarra eléctrica.
Yo quede cautivado la primera vez que
escuche a Motorhead. Nunca sentí que sus canciones fueran simples “rolas
rockeras”, más bien me parecían declaraciones de guerra. Himnos de batalla.
Basta con escuchar las primeras notas marchantes de “Overkill” y resulta
imposible no sentir “el llamado”. Ese latigazo con personalidad que cargan
muchas de sus mejores descargas sonoras como “Love Me Like a Reptile”, “Bomber”,
“Iron Fist”, “Shoot You In The Back”, “No Class”, puedo seguir y seguir. Son
demasiadas para ponerlas aquí.
Hay que reconocer a los músicos que tuvo a su lado: Los que
lo acompañaron en las primeras encarnaciones de la banda particularmente a Phil
“Philthy Animal” Taylor y “Fast” Eddie Clarke. Pero también se debe hablar de
Mikkey Dee y Philip Campbell quienes fueron sus soldados en Motorhead por casi
los últimos 25 años de la banda. Sin olvidar los proyectos alternos de Hawkwind
y Head Cat. Estos músicos fueron instrumentales especialmente en ayudar a Lemmy
a que brillara en lo que mejor hacia: Tocar en vivo.
“We are Motorhead and
We Play Rock N Roll!”
Con esa declaración Lemmy se presentaba en todos sus conciertos y
vaya que lo cumplía. Motorhead tocaba verdadero y autentico Rock n Roll.
Tocaban con más huevos que bandas a las que les duplicaban la edad, nunca
cedieron, nunca se volvieron aburridos ni predecibles, nunca dejaron de ser lo
que eran: 100% actitud.
Motorhead era más que una banda, eran un puto género. Con la muerte de su Coronel Mayor
se acabó una de las leyendas más emocionantes del “viejo oeste” musical. Si es
que todavía existe tal cosa. Se terminó el mito. Se silenció ese fantástico ruido
escandaloso que nos recordaba que la vida es para disfrutarla. Que cuando el corazón
es sincero y los huevos de acero no hay que temerle ni a la muerte. Esa es la lección
de los auténticos, esa es la lección de Lemmy. El Rey
ha muerto, larga vida al Rey! (Francisco)
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