10. Queens
of The Stone Age – “Songs For The Deaf” (2002)
Como guitarrista de la influyente banda de
Stoner, Kyuss; Josh Homme sentó las bases de lo que sería su proyecto más reconocido
para cuando la mítica banda noventera se terminara. Queens Of The Stone Age
mantiene la esencia del desert rock de Kyuss con una mezcla mas accesible, mas
“sexy”. El tercer disco de la banda “Songs For The Deaf” se posiciona como la
placa mas deliciosa de QOTSA. Junto a Nick Oliveri en el bajo y segunda voz
quien balancea muy bien el estilo suave de Homme con un desenfreno más punk. Acompañados
de dos iconos noventeros Dave Grohl en la batería y Mark Lanegan vocalista.
“Songs For The Deaf” despega rápido con un coctel cargado de riffs, cambios de
velocidad y canciones que rompen con lo convencional. Enorme disco de una enorme banda.
Entre
cambios artísticos y la decepción personal provocada por el divorcio de su
esposa, Bob Dylan creo su álbum más íntimo y en el proceso entrego una
colección de canciones que expandieron el genio de su capacidad como
compositor. Fue el primer disco que compré de Dylan y sigue siendo uno de mis
favoritos, lo absorbí de principio a fin aprendiendo cada lírica, cada nota. Es
música que se presta a esa dedicación. “Tangled Up in Blue” es mi canción
favorita del extenso catalogo de Dylan, es la perfecta unión de la prosa echa
con una melodía que captura desde las primeras notas. “Shelter From The Storm”,
“Simple Twist of Fate”, “Idiot Wind”, “Buckets of Rain” son piezas que derraman
pasión y melancolía, canciones que se abren y exponen su profundidad al oyente
dedicado.
Al igual que Dylan, Neil Young ha tenido
una larga y variada carrera llena de cambios en dirección y estética musical. Hay
muchos de sus discos que me han capturado pero mi favorito es esta declaración
fantástica titulada “Rust Never Sleeps” de 1979. Un disco sólido, con canciones
muy buenas que ponen al oyente ante la presencia de un cantautor profundo
acompañado de su inigualable banda Crazy Horse. La portada y contraportada en
términos de canciones es “Hey Hey My My”, una estupenda apología en defensa de
las nuevas olas del rock y las que se van. Tocada en acústico al inicio, y en
eléctrico para cerrar el álbum. “Powderfinger” y “Sedan Delivery” son himnos
rockeros que se derraman de las bocinas de forma deliciosa. “Trasher” es una
balada acústica que te puede sacar lágrimas. En fin, es todo un evento este LP.
Neil Young es un artista que merece muchísima atención porque nunca te
decepciona. Te acompaña y te hace madurar.
Recuerdo la emoción cuando siendo
adolescente descubrí a esta banda y en especial este disco. Una cosa rara, casi
marciana que sonaba a metal de otra dimensión, con letras y música que te
sorprendía en cada cambio, en cada rincón. Y no digamos esos videos que MTV
ponía bien de noche para no asustar a los chiquillos. “Aenima” sigue siendo mi
favorito de todos los discos del cuarteto de Los Angeles que se convertiría en
la banda de culto mas famosa de todos los tiempos (con los pros y contras que
eso significa). Técnicos virtuosos, pero con una corriente entre lo psicodélico
y bizarro, Tool han creado su propio bosque musical para que quienes quieran se
pierdan en el entramado de sus composiciones. LSD para los oídos.
Del cerebro inquieto y creativo de Tom
Waits han salido muchas cosas geniales. Entre ellas esta obra maestra titulada
“Rain Dogs” que desfila todas las facetas y personajes poco convencionales
salidos de las historias de bajos mundos, de leyendas plagadas de villanos y
antihéroes. Los piratas de “Singapore”, los proxenetas de “Union Square”, el
romántico solitario de “Downtown Train”, entre muchos otros. Al ritmo de
marimbas, sonidos disonantes y piano melancólico. Cuando lo escuché la primera
vez pensé: “todas las canciones son tan diferentes entre sí, y son 19!”. Es un
disco sumamente entretenido, divertido, emocionante cortesía de uno de los
cantautores que mas me han marcado en mi vida.
Refugiados en Francia para evitar un
juicio por evasión fiscal, los Stones despilfarraron todo su exceso, abandono y
embriaguez en este disco doble de 1972. “Exile on Main St.” Suena a una fiesta
a donde todos estamos invitados con el rock, blues, country y soul en la gran
sopa servida para la cena de gala. Keith Richards trae riffs cubiertos de lodo
del rio Mississippi. Mick Jagger canta
con la convicción que lo caracteriza, pero metiéndole un poco de alcohol a la
cosa. Hay una atmosfera muy especial, muy orgánica que no se siente en ninguno
de los otros discos de los Stones. Gloriosa decadencia.
Mas certero y memorable que su primer
disco, “Rocket to Russia” te recuerda que todo lo que necesitas es ser tu mismo
y pasarla bien. A la mierda con las pretensiones. “Cretin Hop” es como el hermanito
hiperactivo de “Blitzkrieg Bop”. Están rolitas que pasaron al panteón del punk
como “Sheena is a Punk Rocker” y “Teenage Lobotomy” todo bien empacadito con un
simpatico cover de “Surfin Bird” para ponerle la cereza al helado. Los Ramones
representan la simpleza, sentido del humor, rebeldía y originalidad ante un
mundo que te quiere volver complaciente y aburrido.
3. Led Zeppelin – “IV” (1971)
Recordas el momento en que los escuchaste
por primera vez porque te marcaron, era algo con una potencia diferente. Para
muchos ese momento vino con este disco y los primeros segundos de “Black Dog”.
El cuarto disco de Led Zeppelin llega como el arribo del Titanic y te cambia lo
que sabes de rock n roll por siempre. Cada rola es única, “Rock n Roll” es Little
Richard en esteroides, “Battle For Evermore” con sus referencias al Señor de
los Anillos es mística con sabor a medio oriente. “When The Levee Breaks” es un
gigante caminando entre valles. Y por supuesto esta “Stairway To Heaven”, la monumental
balada que rompió todos los récords de popularidad. Page, Bonham, Plant y Jones
demostraron que la clave de las grandes bandas no radica en su virtuosidad como
músicos, sino en la química y explosividad que se alcanza como uno solo.
2. Bob Dylan – “Highway 61 Revisited”
(1965)
Los Estados Unidos como una carretera
abierta, inspirado en los viajes de Jack Kerouac y la poesía de Dylan Thomas. El
surrealismo que inicio con “Bringing It All Back Home” se torna más vivo y cautivador
con este disco sucesor. Entre las estrofas de “Like a Rolling Stone” surge una generación
nueva que Bob Dylan tejió durante los sesentas. Sus composiciones se volvieron
en el estándar de lo que una canción popular podía alcanzar en términos de
profundidad. Todavía es el estándar. Los personajes y mundos que estas
canciones crearon tienen su espacio junto con los que salen de las obras de
Fitzgerald o Tennessee Williams; es decir, son atemporales, legendarios. “Highway
61 Revisited” es mas que un disco, es una novela clásica.
Un disco es ante
todo una composición completa. No importa que este divido por canciones, tiene
que fluir como una sola pieza donde cada detalle es clave. Te toma de la mano y
no te suelta hasta que terminaste de oírlo. Te cautiva. “Dark Side of The Moon”
fue el primer disco que me provoco esa sensación, causo un impacto tremendo en
mis oídos adolescentes y llegando a mis 40 sigue emocionándome muchísimo. Con momentos
altos y bajos al estilo de una película. David Gilmour y su guitarra melancólica
tocada con una dedicación simplemente perfecta. Richard Wright llevando las
notas de piano a momentos dramáticos. Roger Waters con sus liricas existenciales
sobre temas introspectivos que todo ser humano enfrenta: el tiempo, la muerte, el
amor, el odio, la codicia. Desde el amanecer de “Breathe” a los relojes
incesantes de “Time”, la tragedia de “Great Gig in The Sky” y el blues Funky de
“Money” terminando en el climax espectacular en “Brain Damage / Eclipse”. No
puedo pensar en otro disco que merezca la posición más alta de mi listado. “All
that is now, all that is gone, and all that’s to come…”
Allí los tienen entonces, mis discos
favoritos. Esperó que hayan disfrutado leer estas líneas tanto como a mi me
gusto escribirlas. Espero aún más, que disfruten la música que aquí les expuse.
Nos vemos pronto…