Llegamos arrastrando
el esqueleto al final de la década, apaleados por diez años de sucesos y procesos brutales como la explosión del odio religioso en el planeta, grandes
tensiones políticas, la decadencia ecológica, etc. Por suerte, la gente se rebela, los pueblos se
levantan y... tenemos música para soportarlo todo, inspirarnos y seguir adelante.
Porque el arte y el amor salvan, y el amor al arte salva la música, ya sea underground o mainstream.
Esta lista de
25 albumes de la década no tiene mayor pretensión (insertar meme de Bart
caceroleando en la casa Simpson gritando “¡mírenme, mírenme!”). No les estoy
tratando de decir que estos son los mejores de los mejores por x, y o z criterio
objetivo. El listado es una selección muy personal de música que me ha
cautivado a lo largo de los años, es música a la que he regresado
insistentemente, por el (extraño) placer que me produce, por parecerme tan
peculiar e inusual como misteriosa (en algunos casos), porque el sentido de
cada disco terminó por enraizarse profundamente en mis playlists cotidianas. Porque todos estos
albumes me animan el espíritu y creo que, con una escucha atenta, le animarían
el espíritu a cualquiera.
La lista está
compuesta por un compuesto diverso de artistas, estilos y humores. No
son discos de un mismo género musical, a veces agrego bandas que han producido
constantemente a lo largo de la década, a veces me refiero a discos que
cerraron con broche de oro la década de los 2000, a veces se trata de discos
aislados, de estallidos efímeros de genialidad o de bandas desconocidas que se
esfumaron tan rápido como alcanzaron un poco de notoriedad. Otras tal vez estan
reservando su mejor trabajo para el futuro. Otros discos son aportes de
veteranos de la música pop, que lograron reinventarse y responder a la
intensidad de los tiempos. Sea lo que sea, son discos que deberían escuchar.
27. Kurt Vile – Smoke Ring For My
Halo (2011)
El señor Vile, slacker profesional, le hace honor, en
sus composiciones y su estilo, tanto al estilo narrativo de Bob Dylan como a la
elegancia de Stephen Malkmus. Kurt, el que se sienta a ponderar la existencia
con taza de café en mano, una guitarra acústica al alcance y cielos plateados a distancia. Sus composiciones alternan entre bellos lamentos sobre el tiempo
perdido, la simplicidad del amor, observaciones sobre males y bienes sociales…
Su tono vocal y la producción de este disco, ligeramente mojados en reverb y delay, terminan por darle un aura mística, reconfortante y melancólica a las melodías y líricas del cantautor. Smoke Ring For My Halo triunfa al ser un disco discreto, simple, pero con melodías, frases y paisajes que se le meten en la piel a uno, grabados en el inconsciente.
26. Sleaford Mods – Key Markets (2015)
Sleaford Mods, Sleaford Mods, Sleaford Sleaford
Sleaford Mods, Sleaford Mods Sleaford Mods, Sleaford Sleaford Sleaford Mods… suena un bajo distorsionado y
apagado por encima de un loop de batería rápido y nervioso. El duo no
pierde tiempo en preliminares y lanzan desde los primeros segundos de la
primera rola de Key Markets, su
segundo album, el sonido y estilo de esta banda atípica. “Algunos se creen la
mentira de trabajar hasta morir”, nos dice Williamson, en una línea bastante
clara y resonante de su berborréa sarcástica. “¿Estas atrapado? Yo también, la
alienación a nadie le molesta.” Esta banda es un especie de post Gang of Four,
en todo su sentido. En el retrovisor quedó la lucha de clases y las esperanzas
revolucionarias, pero permanece la inconformidad post-punk ante el mundo del consumo, con protestas que oscilan entre rap y spoken word, sobre una base minimalista (bajo y batería programada, con algunos pincelazos melódicos de vez en cuando) y bailable. Permanece también un
sentido ácido de que algo está mal en el modelo social dominante. No puede ser la injusticia
social, porque, para poder ver esto, habría que quitarse el velo del
consumismo, del comportamiento convencional, vacío y autoerótico. Y eso nadie
quiere hacerlo. Si vas a bailar, saca a tu sarcasmo de compañero de pista.
25. Turnstile – Time & Space (2018)
Breakdowns infinitos esperando el fin del mundo. Escuchar Turnstile es
recobrar el sentido de la vitalidad adolescente, vibrante y agresiva. La
estética musical del quinteto de Baltimore sirvió en su momento a oxigenar
una escena hardcore gringa que tuvo un especie de renacimiento en esta década, reactaulizando el hardcore puritano, pero también, incorporando elementos de otros estilos, desde el crossover hasta el neo metal. Justamente, Turnstile (junto a Angel Du$t) lograron
reintroducir en el mundo de los circle
pits y breakdowns la hibridación crossover
que a inicios de los noventa patentaron bandas diversas como Faith No More, Anthrax
y Leeway. De hecho, Turnstile suena mucho a Leeway, pero la exuberancia de su
juventud, la calidad de las composiciones y la sensibilidad pop que proponen
los convierten en algo que va más allá del nicho under del que salieron. Time
& Space, disco publicado por una disquera que brilló durante la época del neo metal (Roadrunner Records), es un testimonio de la re-emergencia del hardcore en la música alternativa, pero es también un disco que se destaca por su originalidad entre las múltiples bandas que han saturado el subgénero.
24. Alchemist – Israeli Salad (2015)
Viajar es vivir dicen. Y los que no viajan, tienen la
oportunidad de hacerlo a través de sus artistas favoritos. Inspirarse de
viajes, hacer un poco de crate digging
y regresar con sonidos locales para producir nuevos y mejores beats. El compositor de bangers electrónicos dubstep Mala tiende a hacer
este tipo de cosas, al igual que el experimentalista Ben Frost, desde otro registro… sin hablar de
los viajes espirituales de los Beatles a la India. En el mundo del hip hop Madlib es el
rey de las mezclas regionales, con base a sus adquisiciones “turísticas”. Alchemist es más
conocido por las producciones bombásticas del hip hop old school de finales de
los noventa inicios de los dos mil, o por sus colaboraciones recientes con el rapero Action Bronson.
Pero en este caso, el excelente productor decidió echarse "un su viaje" por los bordes del Mar Muerto. Por alguna razón no se tomó muy en cuenta
esta producción en las listas de los mejores discos de 2015… tal vez porque es
un disco de “beats”, casi más apto para ser utilizado en batallas de rap o
concursos de b-boys, pero no dudaría en recomendarlo a cualquiera que ha
escuchado las producciones de Madlib o J Dilla. El resultado es una mezcla excelente y
cautivante, nunca aburrida, entre sonidos medio orientales y beats hip hop
excitantes. Un disco que pega igual de fuerte a la primera que a la veinteaga
vez que se escucha.
23. Queens of the Stone Age - … Like
Clockwork (2013)
QOTSA llegó a niveles mainstream desde hace ratos, gracias un
estilo propio a la vez lo suficientemente pegajoso y sucio para agradar a fans
de stoner rock, como accesible y directo para fans del sonido rock, menos
especializados. Songs for the Deaf,
el tercer album de la banda del desierto californiano, cayó en el top 5 de los
mejores albumes de la década pasada de su humilde servidor y de muchas otras personas. Con Like
Clockwork, QOTSA arremetió de nuevo. Los álbumes que sacaron desde Songs no
decepcionaron, pero no habían llegado a su nivel. Con este disco logran de nuevo producir un clásico del rock, innovando a la vez ya que Like Clockwork es brillante precisamente porque es distinto de todos los demás discos que había sacado la banda hasta ese entonces. En este caso, QOTSA sin tapujos convierten su sonido en un especie
de hard rock glorioso, grandilocuente, pesado, delicado, melancólico, en algunas ocasiones.
Este disco tiene todo para complacer a cualquier fan del rock setentero con aspiraciones trascendentes
tipo Led Zeppelin, sin ser un especie de tributo retro, al estilo de ese
entonces, ni ser un disco de neo-garage. En este disco QOTSA hace auténtico arena rock, y el resultado es
fabuloso. Incluye baladas.
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