Llegamos arrastrando
el esqueleto al final de la década. Diez años de cambios brutales, murió la
idea del fin de la historia, explotó el odio religioso en el planeta, grandes
tensiones políticas, inicia la decadencia ecológica del mundo humano, etc. Por suerte, la gente se rebela, los pueblos se
levantan… y tenemos música para soportarlo, inspirarnos y seguir adelante.
Porque el arte y el amor salvan, y el amor al arte salva la música, ya sea underground o mainstream.
Esta lista de
25 albumes de la década no tiene mayor pretensión (insertar meme de Bart
caceroleando en la casa Simpson gritando “¡mírenme, mírenme!”). No les estoy
tratando de decir que estos son los mejores de los mejores por x, y o z criterio
objetivo. El listado es una selección muy personal de música que me ha
cautivado a lo largo de los años, es música a la que he regresado
insistentemente, por el (extraño) placer que me produce, por parecerme tan
peculiar e inusual como misteriosa (en algunos casos), porque el sentido de
cada disco terminó por enraizarse profundamente en mi ser. Porque todos estos
albumes me animan el espíritu y creo que, con una escucha atenta, le animarían
el espíritu a cualquiera.
17. Nicolas Jaar - Sirens (2016)
El mensaje subyaciente de este album es una crítica social, enraizada en el sentimiento de inercia o la imposibilidad colectiva en la que nos encontramos en tiempos presentes. Es significativo que sea una persona, mitad chilena, mitad gringa, el originario. El mensaje es el siguiente: hemos perdido el sentido de la historia y la sociedad que nos rodea es una jaula de hierro, bonita, dura y fría. En el momento en que Jaar decidió politizar su universo sonoro, su música, que de por sí era una electrónica minimalista e introspectiva interesante, accedió a un estado distinto pero rico en sentido y en posibilidades. Sigue siendo música contemplativa y espaciada, pero Jaar le agrega otras dinámicas al conjunto. La canción Governor, por ejemplo, suena al inicio como algo que podría haber hecho UNKLE, por las tonalidades que emplea y la simplicidad rock de la instrumentación, transformándose paulatinamente en un opus catártico que termina por perderse en el camino. La canción No, por su parte, es una cumbia glitch, lenta e introspectiva, en la que se repite la idea de los cambios que no son cambios, la serpiente que se muerde la cola. Las Sirenas que nos cautivan a la vez que nos deslumbran. Nicolas Jaar está en todo.
16. Metz - Metz (2012)
En la década de 2010, hubo un resurgimiento nostálgico de los sonidos alternativos noventeros. Shoegaze, Pop Punk, Emo, Grunge, etc, todos pasaron por las manos de músicos que buscaban reactualizar esa época, con o sin el interés genuino por decir algo nuevo, usando las claves melódicas y estructuras de ese entonces. Metz entra en el grupo de bandas que buscaron decir algo nuevo, a la vez que le rinden tributo al "poder crudo" de esa época. ¿Y qué banda fue más "cruda" y agresiva que Nirvana, en la época que sacaron su primer disco, Bleach? Metz suenan en su primer disco como una banda que se formó con una copia del Bleach sonando perpetuamente en el fondo de su inconsciente colectivo. La genialidad de su música, sin embargo, es la amalgama de estilos y los puentes que logran establecer entre subgéneros que nacieron en ese entonces. Metz no solo es una reactualización de Nirvana, junto a bandas como The Men o Destruction Unit, buscan reactualizar el noise rock noventero a través de canciones rock directas, repetitivas y ruidosas, a veces psicodélicas. Rock efectivo, adictivo y potente.
15. Yob - Clearing the Path to Ascend (2014)
El título suena como el leitmotif de toda la orquestación presente en las composiciones de Yob en este album. En efecto, el sentimiento que le puso el power trio de Oregon a este conjunto de canciones es de absoluta trascendencia. Por algo es descrito el sonido de Yob en el interné como "Doom épico". Es poco decir. Las composiciones de Yob son lentas y masivas, sin ser monotonas. Los riffs están en constante transformación, y la voz de Mike Scheidt es suficientemente amplia y polifacética que constituye un complemento indispensable al conjunto. Clearing The Path To Ascend es un album excelente porque cada canción (cuatro en total) aporta de manera única al conjunto. La primera canción es una pieza doom lenta e hipnótica. En la segunda, llamada Nothing to Win, canalizan a su Neurosis interno, creando en auténtico maelstrom sonoro. En Unmask the Spectre, empieza oficialmente la ascensión, una canción con una guitarra siniestra que desemboca en uno de los momentos más épicos del album, y termina por recaer en un riff doom pesadísimo. La última canción, Marrow, termina igualmente de puntualizar el album como en la última canción, gracias a una melodía pegajosa, la voz claro oscura de Scheidt y la grandilocuencia de un doom que es tan pesado como esperanzador.
14. Deftones -Diamond Eyes (2010)
Me costó recobrar el gusto por los Deftones en la época cuando sacaron este disco. Fueron una banda que idolatré en mi mera adolescencia, los vi varias veces en vivo, y siempre tuve ese
especie de crush que le tiene uno a bandas que amó en algún momento de la vida.
Pero cuando salió Saturday Night Wrist en
2006 sentí que habían topado en su creatividad. Cuatro años después, la banda regresa con su quinto album; un disco influenciado en
gran medida por una tragedia personal que afectará al grupo de
hermanos carnales: un accidente de carro en 2008 que deja al bajista Chi Cheng en un coma. La tragedia es el catalizador que revitalisa al grupo. Con Diamond Eyes la banda mantiene ese trademark de sonido pesado y metaloso, con
tintes shoegaze y con un tono de guitarra tipo Meshuggah. Tampoco es particularmente experimental el disco. Es otra cosa… es un
discos que potencia el sonido pesado y melódico que patentaron, pero con una
alegría y creatividad renovada, en gran medida por la resilencia del grupo de
amigos que perdieron a un miembro.
13-12-11. Swans -The Seer / To Be Kind / The Glowing Man (2012 - 2016)
Lejos del mainstream y la estética pop, se encuentra un
universo musical con artistas que, al hacer música, canalizan un linaje
artístico que parece responder a otra
cosa. Esa otra cosa, es una otredad extraña, que le debe más a la lenta
progresión de la cultura, arraigada en la historia precisa de un espacio/territorio,
compuesta por ritos y ceremonias. Swans, como algunos de sus contemporáneos
(Current 93, Coil), son los herederos de esta tradición. Su imaginario trasciende y se oponen frontalmente a los formatos
de la industria musical. Por eso es que el renacimiento de
Swans en esta década ha sido tan refrescante para la música alternativa. Es
regresar a ese secreto oscuro y atemporal, que el mensaje vehiculado en
canciones aparentemente pop puede ser un portal al pasado y a estructuras
profundas de la experiencia humana. The Seer, junto a To Be Kind y The Glowing
Man componen una trilogía intensa de composiciones hechas por, la nueva
iteración de Swans, dirigida por Michael Gira. Con los años de perspectiva, parece claro que los tres albumes hacen parte de un mismo impulso creativo, basado en la creación de ambientes de trance, aullidos del inconsciente, explosiones catárticas y momentos introspectivos. Asimismo, la progresión de The Seer, pasando por To Be Kind y llegando a The Glowing Man también tiene un "meta" sentido. The Seer es la obra más oscura, es la explosión inicial y las declaraciones sobrenaturales o la formación inicial de la consciencia. En To Be Kind, la bestia camina y piensa, y comienza a sentir y a gritar las necesidades del ello. La bestia es el conjunto de la experiencia humana, es belleza y crueldad reunidas. En The Glowing Man, las meditaciones del conjunto parecen volar, gracias a retoques etéreos y espaciales. Las ideas del album siguen siendo similares: las voces se elevan cantando psalmos paganos, lamentando las contradicciones humanas, la belleza y el horror cotidiano. Escuchar a Swans no es fácil, pero la gratificación final, para las personas que le encuentran placer a las obras artísticas paradójicas, es grande.
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